Venia caminando el miércoles a la tarde por la San Martin rumbo a la Plaza Pringles, el objetivo aprovechar la oferta de retazos de telas en la seguidilla de tiendas que se encuentra al lado del BAS XXI, al llegar a la esquina de Belgrano, se detiene la nave negra del Alcalde Mayor de la ciudad, me detengo un minuto para saludarlo – la compra de lienzo beige para el cuarto de costura era una prioridad que no podía dejar escapar – cuando lo veo bajar con un atuendo que no formaba parte del vestuario clásico de nuestro Lord Enrique I.
“Sabes lo que pasa Mauricio estoy recién llegado de Las Leñas, quise aprovechar que la Municipalidad de San Luis me invitó a pasar 5 días en el complejo mendocino y resolví no dejar pasar esa posibilidad” me comentaba el hermano de Carlos enfundado en un mono lila con vivos rojos y verdes, guantes azules, gorro negro con pecas amarillas y unas importantes gafas de sol. “Acompáñame a mi despacho, deje a los chicos solos y estoy preocupado” fue en ese momento que supuse que el cuarto de costura no iba a tener su cortina de lienzo.
Al llegar a la sala de situación se podía entender que había problemas, los chicos estaban sentados en la mesa, las caras del Piri, Charly Jacomet y Agustín Martínez eran desoladoras. “que pasa chicos, no los veo bien” consultaba el jefe mientras colgaba el anorak en el perchero y dejaba ver la malla térmica con el rostro de Alicia con la boina del Che
“Tenemos problemas jefe – expresó apesadumbrado el ex periodista del Diario de la República – mis muchachos me trajeron el video con el seguimiento que les encargue, la verdad que pasamos un papelón, si me permite, lo tengo acá en la tablet para verlo”, el hermano de Moira se acerco al dispositivo electrónico y por la forma en que comenzó a mover la patilla de sus lentes, intuí que algo andaba mal,
“Entraron juntos al restaurant, Persico se pidió unos Ñoquis a La Campora, Neme unos Tagliatelis al Larroque y Temoli se pidió unos Ravioles a la Macagno, tomaron un Cabandié Malbec, entre los tres no dejaron nada en el plato, se morfaron todo, es mas, hasta pasaron el pancito por la salsa mientras se reían a carcajadas” explicó el morrudo asesor de prensa municipal.
La crema Pons factor 20 utilizada en el valle nevado no impidió que el rostro mutara a un rojo furioso “No los puedo dejar solos ni un rato, como puede ser, que les hace pensar que puedo competir contra los que habitan en la Casa del Cerro si no le podemos hacer un gol al intrascendente senador, explíquenme como se puede ser tan inoperantes” gritaba en un tono tres veces más agudo que el habitual el tío del jefe de gabinete poniendo en alerta la seguridad de los vidrios del despacho.
“Vos perdóname Tío pero no estás ayudando a los soldados del proyecto Nacional y Popular, nos dejaste solo en esta pelea, yo me vuelvo a Buenos Aires, no tengo porque soportar que cuando me siento en mi oficina, en la mesa de al lado, se me sienta el Amado Neme y me gasta con la mirada mientras se come un conito Balcarce mientras toma su capuchino, yo me voy” empezó a gritar el primo de Paola.
“Míralo a Charly, esta destruido, pago en dos cuotas con tarjeta en Martina la ropa de la que iba a asumir en ANSES y él se compró una corbata nueva en The Gap y se quedo sin nada, los muchachos de Kolina cumplieron con la custodia ideológica del proyecto bastardeando en un documento a los protegidos del ingeniero y vos, nada, no nos conseguiste nada, yo me voy a Buenos Aires y arréglate como puedas, me canse de remar y que no seas capaz de alcanzarme ni un vaso de agua” grito con enojo el ex rentado por Anses.
“No te podes ir, ni se te ocurra que te vas a volver a Buenos Aires, aca no estará Tognetti para que te haga notas por radio pero yo te necesito un tiempo más a mi lado” parecía consternarse Don Enrique I ante la posibilidad de la partida del sobrino favorito, “entiendo que los chicos necesitan de los cargos, no los quiero obligar a trabajar, pero solo no puedo y si no me ayudan, ni pensar en competir con los de la Casa del Cerro si no podemos con los pérsicos boys”
“Está bien, me quedo, pero que el Tío Julio Cesar me cuente un cuento, necesito cariño y vos parece que ya no me queres como antes” entre labios cerrados con tanguera queja, mascullo el principito de La Campora Sanluiseña.
Sabiendo que cada familia es un mundo y que “Los Ponce” parecen una constelación solar, baje rápidamente las escaleras de la casona principal de la ciudad, parecía que la oferta de retazos duraba un par de horas mas y la ganga comprar la bengalina a buen precio, no me la quería perder.
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