“Mire Mauricio lo que nos vino a pasar justo a nosotros, si esta jugarreta del destino la hubiera propulsado yo, seguro que iban a decir que esto pasaba porque soy un cordóbes con olor a peperina recién llegado, pero estos muchachos Mauricio, viven acá, se criaron es estas calles, ojala que no pase lo peor, pero me huelo algo feo” me decía al Arq. Barbaresi mientras se tomaba unos mates con cola de burro para, según él, calmar la ansiedad.
“Esto es una maniobra de Jacomet Don Tato – arrancó a los gritos Anibal Fernandez Janeiro quien estrenaba mi sobrenombre en la esquina de Belgrano y San Martin – es todo una cortina de humo de este porteño, no soporta mi crecimiento, mi capacidad, mi popularidad, mi inventiva, Mi Plan Capital Semilla estaba condenado al éxito y este pibe armó todo esto para opacar mi estrella” decía el canoso empresario en “pymes varias”, mientras se pasaba su bufanda por la sudorosa frente.
“Yo no tengo nada que ver en esto, Anibalito, te lo juro – comenzó con su larga letanía el funcionario bonaerense – si yo ando a full con los murales de Si Néstor Los Viera, es más, ya tenía pintado un mural con este muchacho desaparecido, falta que ahora aparezca y el subsidio que conseguí era para dos manos de pintura y nada más”. En ese momento se me acerca el Principito del gabinete y me traslada a un rincón de la sala para dialogar a solas.
“Si siguen así me lo van a matar al tío, fíjate como esta, los pepinos de los ojos se les está secando, encima ayer en la inauguración del agua y las cloacas en el Barrio Belgrano nos paso de todo, primero los muchachos de Magallanes pasaron 4 veces el regador en la calle de tierra, cuando nuestro Lord llega en la Amarok paso de blanca a marrón, parecía patinando por un sueño cuando quería caminar, después no llegaba el locutor y arrancó un gordo de la vecinal, que si bien es compañero del campo nacional y popular, hace rato que le secuestraron las S y no mete ni una, encima el tato, no usted, el locutor, llego tarde y arrancó como si nunca hubiera pasado nada y para cerrar cuando mi tío empezó a hablar, se cortó el audio porque el sonidista se había colgado de la luz de la calle, esto a los Del Cerro no les pasa, los actos los hacen con audio, pavimento y con grupo electrógeno, encima tienen tanta suerte que los muertos están muertos, a nosotros nos resucitan sin aviso, ¿a usted le parece Mauricio que podemos tener tanta mala suerte?” la verdad que lo vi tan compungido a la “maravilla blanca” de la familia Ponce, que preferí no responder.
Miraba por la hendija de la ventana mientras esperaba ver como terminaba esta atormentada situación, escucho que el Tío Julio le decía a nuestro alcalde si quería hacerse unos vahos con alcanfor para aliviar sus vías respiratorias y así descomprimir la jaqueca. “mi querido julio cesar, siempre tan amable, no entiendo porque nos tiene que pasar esto a nosotros, tenemos alguna novedad”
Parecía una premonición del destino, pero justo en ese momento, se escucho el abrir de la puerta con el rostro desencajado del Sepulturero Bressano y del murmurador Wences Rubio. “jefe hemos revisado todas las tumbas de los cementerios, los públicos y privados y nada” grito el primero, “yo me leí tres veces el informe de la CONADEP y tampoco está en el listado” explico el barbado, “es mas jefe, yo no se lo quise decir antes, pero la calle Sarmiento que tenemos es en honor a un garca que se llamaba Domingo y que si no me equivoco, daba clases en San Juan” ilustró el Director de Patrimonio Histórico y Ambiental, Arq. Ricardo Menendez Beneitone.“Entonces ¿me quieren decir que está vivo?, ¿me están queriendo decir que Juan Cruz Sarmiento no murió?, revisaron en el cementerio de El Trapiche por las dudas, a lo mejor él era de allá y pidió que lo lleven al trapiche” preguntaba y repreguntaba Don Enrique I mientras las canas nuevas que le salía ante tanta angustia parecía deshacerse fácilmente del Loreal Castaño de nuestra esfinge municipal
Entendí que era el momento ideal para irme, el acto para reconstruir las horas previas a la muerte de Juan Cruz Sarmiento seguramente se iba a suspender, a excepción que el hombre decida de modo solidario morir antes del 28 de setiembre para darle el gusto a nuestro intendente. Mientras bajaba las escaleras escuchaba como el sepulturero y el murmurador explicaba a nuestro intendente que el hombre a homenajear no estaba muerto, quizás, andaba de parranda
Con permiso lo comparto en mi sitio en facebook Mi reino Mis reglas muy buen trabajo
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